lunes, 2 de mayo de 2016

Mi ancla



Mi mirada se pierde en el horizonte mientras dejo que mis pensamientos fluyan lejos de donde estamos. Las olas del océano golpean el barco, meciéndolo suavemente. La puesta de sol tiñe el cielo de todos los tonos posibles de naranja.  Me siento hipnotizada, como si me fuera a fundir con el ocaso.

-Hola.

Me sobresalto. No esperaba a nadie. Me giro y veo que es ella, por supuesto, ¿quién si no? Le sonrío a modo de respuesta.